Todos escuchamos diariamente en los diferentes medios, que la humanidad por efectos del cambio climático, se enfrenta a uno de los más grandes retos con respecto a la forma como obtenemos y consumimos energía, casi para todos es claro que las fuentes de energía no renovables generan gases que causan el calentamiento global y que sí de manera pronta no pasamos a lo que han denominado como la transición energética, la humanidad como la conocemos en este planeta tendrá consecuencias irreversibles. Dentro de las diferentes medidas que han incentivado las empresas y los gobiernos para acelerar esta transición energética, se encuentra como una de las principales, la de sustituir los vehículos a combustión, por vehículos eléctricos EV.
La sustitución por EV busca dos objetivos en esencia, por un lado, evitar el consumo de cientos de toneladas de combustibles de origen fósil que implican la generación de gases y por otro evitar la dependencia de estos combustibles con origen en ciertos países o economías productoras. Sin embargo, esta transición en especial la de los EV implica esfuerzos inmensos no solo en las cadenas de producción y comercialización, sino también en la infraestructura eléctrica. Puesto que un EV estándar consume en sus cargas completas para garantizar su movilidad estándar por un mes casi 1.2 veces más energía que el consumo promedio de una familia de 4 personas.
Lo anterior significa que, si se hiciera la sustitución inmediata de todos los vehículos familiares por EV, el consumo de energía eléctrica de los hogares aumentaría en igual proporción, y sí el 46% del consumo es residencial en Colombia, entonces la generación de energía eléctrica deberá aumentar al menos en un 55% para cubrir esta nueva demanda. Si bien la adición de estos montos de generación de energía es bastante compleja, el tema no queda solo ahí, si suponemos que de los 15 millones estimados de vehículos que según el RUNT ruedan por Colombia, algo menos del 25% requieran un cargador eléctrico, entonces se necesitan alrededor a 3.75 millones, los cuales operan de forma bifásica por lo que se requiere igualmente de una instalación especial a la normal monofásica instalada en nuestros hogares.
Bueno ante semejante reto tanto de generación como de red eléctrica, es indispensable que los gobiernos tomen medidas, el incentivo a la movilidad eléctrica es definitivo, pero de igual manera, es crucial incentivar la generación por fuentes renovables a una escala inmensa, la creación de redes de puntos de recarga pública suficiente y extensa como para garantizar que las necesidades del EV quedan ampliamente satisfechas y como último pero más importante limitar la posibilidad de que cada vehículo obtenga un cargador eléctrico para su hogar.
Esta última medida tal vez sea la más controvertida, pero tal como lo están haciendo en ciudades en donde el volumen de EV se ha incrementado sustancialmente, necesaria, para evitar el colapso de las redes eléctricas de nuestras ciudades que ya están bastante mal atendidas.